Las bodegas de la Denominación de Origen Catalunya comienzan estos días a vendimiar con muy buenas expectativas por lo que respecta a la producción, que se espera que sea superior a la del año pasado y muy similar a lo que se consideraría un año normal en la DO Catalunya.
Esta buena previsión en cantidad de cosecha responde a una salida de uva por cepa, en términos generales, superior a la que se produjo el año pasado, y a una pluviometría favorable durante buena parte del ciclo de la vid. No se han producido reducciones del grano que puedan acabar teniendo consecuencias destacadas sobre la producción global final. Y las incidencias por granizo y heladas primaverales, puntuales, tampoco han sido relevantes. Sí que ha habido cierta presión de mildiu, afectando a hojas y fruto antes de la floración allí donde no se ha protegido el cultivo adecuadamente, pero con poca afectación final a la cantidad.
Además de unas buenas cifras en lo que respecta al volumen, se espera que la uva de este año consiga también una gran calidad. El proceso de maduración del fruto avanza a buen ritmo y en equilibrio, con la consecución de buenos grados y el mantenimiento de buenas acideces. Las perspectivas de aromas, color y estructura en los vinos que se obtendrán son muy alentadoras. Y la afectación por enfermedades fúngicas, de momento, no está dando problemas.
Por lo que respecta a la sucesión de estadios fenológicos, si bien en algunas zonas se estaba detectando un retraso que podía superar las dos semanas respecto al año pasado, la fuerte ola de calor de los primeros días de agosto ha ayudado a acortar esta diferencia de manera que finalmente el inicio de vendimia se retrasa entre 7 y 10 días respecto al 2017.